Goli... goli... goli... calle... calle... calle...

Eso fue lo que me dijo...
¿qué me habrá querido decir?
Cuando nació para mi fue extraño, había "nacido", un nuevo amor, pero yo no tenía un espacio preparado para él.
Según mi paradigma, el concepto sobrino lo utilizaba Matías y a pesar que yo soñé mil veces con Martín , no sabía como integrarlo a mi vida.
Había sido tan fuerte el impacto del Mati en mi vida que sentía que ni mis propios hijos lo superarían.
Pero es increhíble como de la nada nace un amor... y un amor muy fuerte que día a día se agranda y no se puede comparar con nada, no se mide no se controla.... sólo se siente.
Lo miras, lo oyes, lo hueles... y es algo maravilloso. Te mira...con una mirada limpia, inocente, feliz... que te hace olvidar todo y por un instante crees con real certeza que el mundo es maravilloso.
El milagro de la vida sólo se dimensiona al vivenciarlo segundo a segundo al mirar sus ojos.